En los
primeros siglos, muchos grupos cristianos, mayoritarios, defendieron la
palingenesia especialmente los gnósticos (2), con su visión profundamente
inteligente del cuerpo y de la materia en general. El extraordinario cristiano
Origenes (3), de Alejandría, defendió la reencarnación. A partir de sus
reflexiones, surgió un grupo sabio de monjes que pasaron a profesar también la
doctrina de las preexistencias. Para los “dueños” del poder clerical el llamado
“origenismo” se hacía nefasto y alteraba la paz de Palestina, a causa de eso el
patriarca de la iglesia de Jerusalén, en el siglo VI, solicitó al emperador
bizantino Justiniano que interviniera...
El emperador
escribió un tratado contra Origenes y llevó al “dueño” de la iglesia de
Constantinopla a convocar un sínodo (4) en el 543, que condenó las tesis
relativas a la preexistencia del alma y otras posiciones origenistas. Diez años
después, en el 553 , con el permiso ambiguo del papa Virgílio(5) , el Emperador
Justiniano convocó el II Concilio de Constantinopla en el cual con astutas
tretas retiró definitivamente la llamada “controversia origenista”, mediante
elección ilegal que venció por 3 a 2 votos. Y la reencarnación fue
definitivamente proscrita de los preceptos de derecho eclesiástico.(6) ¡Lógico!
la Iglesia estaba defendiendo en ese acto extravagante la doctrina del cielo y
del infierno y las penas eternas porque centraba más poder en sus manos. Y de
esa forma la reencarnación fue proscrita en un de los más graves equívocos
cometidos por el Cristianismo.
Antes de
eso, en el siglo III el notable Clemente de Alejandría observó en su obra
Stromata (Misceláneas): “La hipótesis de Basílides, un maestro gnostico, dice
que el alma, habiendo pecado anteriormente en otra vida, experimenta punición
en esta vida”.
En esa misma
época Tertuliano, el primer autor cristiano que escribió en latín, negando la
metempsicosis, se expresa muchas veces sobre el asunto, como en este pasaje:
“cuanto más digno de aceptación es nuestra enseñanza de que las almas irán a
retornar a los mismos cuerpos. Y cuanto más ridículo es la enseñanza heredada
(pagana) de que el espíritu humano debe reaparecer en un perro, caballo o pavo
real!” (Ad Nationes, Cap. 19). Se queda evidente que al igual que los
espiritistas, los sabios de la iglesia tampoco aceptaban la metempsicosis.
La tesis de
la metempsicosis rondaba la mente de algunos teólogos, cuestión que sólo fue
rigurosamente esclarecida con al llegada del Espiritismo. Veamos, el
historiador y apologista Lactancio, en el siglo IV expresa el pensamiento de
sus contemporáneos cristianos: “Los pitagoricos y estoicos afirmaban que el
alma no nace con el cuerpo. Antes, ellos dicen que ella fue introducida en el
mismo y que migra de un cuerpo para otro.” En otro punto de su obra Las
Institutas Divinas, él afirma:”Pitagoras” insiste que las almas migran de
cuerpos desgastados por la vejez y por la muerte. Él dice que ellas son
admitidas en cuerpos nuevos y recién-nacidos. Él también dice que las mismas
almas son reproducidas ora en un hombre, ora en una oveja, ora en un animal
salvaje, ora en un pájaro... Esa opinión de un hombre insensato es ridícula.”
Otro
testimonio importante viene del mayor teólogo de la iglesia antigua del siglo
V, Agustín. Él estaba familiarizado con las teorías de la reencarnación tanto
maniqueístas cuanto platonicas de su tiempo. En un comentario sobre el Génesis,
él rechazó como contraria a la fe cristiana la idea de que las almas humanas
retornaban en cuerpos de diferentes animales, de acuerdo con su conducta moral
(transmigración). En La Ciudad de Dios (Libro X, Cap. 30), el obispo de Hipona
observa que, aunque el filósofo neoplatónico Porfirio haya rechazado ese
concepto enseñado por Platón Y Plotino, y no duda en corregir a sus maestros en
ese punto, él creía que las almas humanas volvían en otros cuerpos humanos.
Sobre esa cuestión (metempsicosis) el Espiritismo corrige el equívoco de
Pitágoras.
Actualmente
para algunos cristianos la prueba “de la unidad de la vida humana está
contenida en el capitulo 9 versículo 27 de la carta de Pablo a los Hebreos: “a
los hombres está ordenado que mueran una sólo vez, viniendo, después de esto,
el juicio”. ¿Será que Jesús atribuyó para la vida actual un valor decisivo para
toda existencia posterior a la muerte? En el debate, los convencidos de la
unidad proclaman la resurrección , pero sobre ese fenómeno sobrenatural es
imperioso reflejar los casos de la hija de Jairo (Mateo.9:18-26), del hijo de
la viuda de Naim (Lucas.7:11-17), y del propio Lázaro (Jo.11:1-44), si ambos
“resucitaron” como creen tales cristianos, como quedaría la evocación de la
carta a los Hebreos arriba para negar la reencarnación? recordemos que ambos
“resucitados” no habrían muerto una sólo vez. En realidad ni siquiera estaban
muertos, sólo acometidos de catalepsia.(7)
Jesús afirmó
que la verdad liberaría el hombre, si la verdad (reencarnación) está siendo
negada a los cristianos actualmente, se queda evidente que los mismos no se
encuentran libres, o lo que es peor están esposados a los férreos dogmas
humanos, diseminados por los adversarios pertinaces del principio natural de la
reencarnación, creadores de una fe elevada en los pináculos de la ficción, del
mito y de los celestes devaneos de la imaginación teológica. En la máxima
“nacer, morir, renacer y progresar incesantemente tal es la Ley” encontramos el
más legítimo proceso universal de aplicación de los códigos de justicia en las
Leyes del Creador.
Jorge
Hessen/Brasil
(Texto extraído de la página de la Federación Espírita Española)
(1)Pitagoras de
Samos (siglo. VI a.C.), filósofo y matemático griego. Sus seguidores, los
pitagoricos, que, de los siglos VI al IV a.C., organizados en comunidades
filosófico-religiosas multiplicadas por la Magna Grecia, constituyeron la
llamada escuela itálica o escuela pitagorica. Se define el pitagorismo por dos
tendencias: la místico-moralista, conectada al orfismo y al xamanismo, y la
filosófico-matemática, de que resultó brillante acervo de conocimientos
aritméticos, geométricos, astronómicos y acústicos, integrados por el
descubrimiento de correspondencias numéricas entre las diversas órdenes de
realidad
(2) Se dice
de, o adepto del gnosticismo, movimiento filosófico-religioso surgido los
primeros siglos de nuestra era y diversificado en numerosas sectas, y que
visaba conciliar todas las religiones y explicarles el sentido más profundo por
medio de la gnosis (conocimiento esotérico y perfecto de la divinidad, y que se
transmite por tradición y mediante ritos de iniciación).
(3)Murió en
254 D.C, en la ciudad de Tiro, en virtud de la persecución de Decio, más
conocido por el nombre de Trajano, el cual era un incansable opositor del
Cristianismo.
(4) Órgano
colegiado y permanente del gobierno eclesiástico de las Iglesias del Oriente
(5)Virgilio
(537 - 555) Nació en Roma de familia noble.Fue elegido gracias a la simonia, a
la calumnia y a la complicidad de la emperatriz Teodora. De carácter débil, fue
víctima de chantajes por parte de la emperatriz y del emperador Justiniano.
Murió en Siracusa, cuando volvía Roma después de una larga visita al Oriente
(6) Hay
quien afirme que fue por influencia de Teodora, esposa de Justiniano, que le
gustaba ser divinizada, sin embargo por haber sido ex-cortesana mandó matar a
las antiguas compañeras (500 mujeres) porque se mostraban orgullosas por su
antigua “AMIGA” que se había hecho emperatriz. Los fregueses de las meretrizes
muertas lanzaron a Teodora un anatema: sus próximas 500 reencarnaciones
terminaría siempre de forma trágica. ( se non es vero, es bene trovato ).
(7)Estado en que se observa una rigidez cerea de
los músculos, de modo que el paciente permanece en la posición en que es
colocado. [Se observa la catalepsia principalmente en casos de demencia precoz
y de sueño hipnótico.]Pitagoras de Samos (siglo VI a.C.), filósofo y matemático
griego. Sus seguidores, los pitagoricos, que, de los siglos. VI al IV a.C.,
organizados en comunidades filosófico-religiosas multiplicadas por la Magna
Grecia, constituyeron la llamada escuela itálica o escuela pitagora. Se define el
pitagorismo por dos tendencias: la místico-moralista, conectada al orfismo y al
xamanismo, y la filosófico-matemática, de la que resultó brillante acervo de
conocimientos aritméticos, geométricos, astronómicos y acústicos, integrados
por el descubrimiento de correspondencias numéricas entre las variados órdenes
de la realidad
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